‘ULTIMÁTUM: LA ESPAÑA HERIDA Y REVUELTA POR EL COVID-19’ EN EL DISTRITO
La situación política, institucional, social y económica que atraviesa España tras la llegada de la pandemia provocada por el coronavirus es abordada por el periodista Alfonso Merlos, quien publicó su noveno libro, titulado ‘Ultimátum: La España herida y revuelta por el Covid-19’.
El flamante presidente del Grupo El Mundo Financiero desgrana así en casi 500 páginas por qué el Covid-19 ha golpeado tan fuertemente a España, cuáles son las graves consecuencias que derivarán de la gestión política de la crisis y qué debe suceder para que el país se recupere económicamente tras el desastre.
Asimismo, analiza qué tanta responsabilidad tiene la ciudadanía por su elección política, y si hay oportunidad de resarcirse en un futuro no muy lejano.
Tras la crisis por la gestión de la pandemia en España, ¿qué cree que pasará a corto, mediano y largo plazo?
Lo que ha quedado evidenciado es que la gestión que ha llevado a cabo, en especial el Gobierno de España, aunque también otras instituciones, ha estado entre las peores desde el punto de vista cualitativo del mundo desarrollado. Eso ha producido un número de muertos probablemente más alto del que habríamos tenido en otras circunstancias, y un número de infectados también más alto del que hubiésemos tenido si la gestión desde las élites y máximos responsables y autoridades del país hubiese sido distinta y mejor.
El efecto lo estamos viendo, hay una penalización y un desgaste de la acción del Gobierno y, dada la crisis económica que está en ciernes y la crisis social que está avanzando, quien está en el poder ahora mismo se está resintiendo y lo está pagando. Esta es la primera conclusión que se extrae en el corto plazo.
En el medio y el largo plazo, la reflexión es más honda, tendremos que mirar a las instituciones europeas, al propio papel de la Unión Europea (UE), y al poder, a la influencia que pueda ejercer no solamente ante procesos como el de la vacunación, sino también el de aprovisionamiento de material sanitario y farmacéutico.
La UE ha actuado tarde, con falta de sincronía, y todo esto también ha producido una serie de daños y agravantes con los que probablemente no habríamos contado si se hubiera hecho una mejor gestión.
¿Qué opinión le merecen las gestiones de Fernando Simón, Salvador Illa y ahora Carolina Darias?
El perfil de Illa y de la ministra actual son muy diferentes, el primero es un perfil más político y el de ella es un perfil más técnico. A mí me parece que una gran parte de la población no aceptó que, en medio de una crisis, el máximo responsable de la Sanidad en España acudiese al socorro de los intereses de su partido, en este caso en la Comunidad Autónoma de Cataluña.
En relación a Fernando Simón, nadie es imprescindible. Y sí, efectivamente su proceder como portavoz fue errático, impreciso, generó desconfianza, incertidumbre, inseguridad. Por ello, lo mejor que podía haber hecho el presidente del Gobierno (Pedro Sánchez) es haberlo relevado en esas primeras fases de la crisis, en las que Fernando Simón demostró sencillamente no estar a la altura. No dudo de su profesionalidad, pero sí quedó en entredicho que fue un portavoz que en nada contribuyó para generar calma o sembrar serenidad entre la población, sino todo lo contrario.
¿Qué tan culpable es Pedro Sánchez y qué valoración hace del papel de Isabel Díaz Ayuso y de la Comunidad de Madrid en general?
El presidente del Gobierno para bien y para mal es el que está al mando de la nave, cuando un país va bien, el Jefe de Estado puede anotarse los datos políticamente junto a su partido, pero cuando realmente las cosas están mal hechas, él es el Comandante en Jefe, él es el director, el coordinador, el primer y último responsable en cuanto acontece en un país en una situación de emergencia y de alarma. Es incuestionable que hay que anotar muchísimo más en el debe que en el haber de Pedro Sánchez en esta crisis.
Por su parte, Isabel Díaz Ayuso ha jugado no de manera propagandista sino de una manera real, efectiva y útil, la carta de la libertad. La carta de la libertad significa una apuesta que ha hecho porque la economía funcione y, al mismo tiempo, se proteja la salud de los madrileños, y una apuesta para que determinadas restricciones que parecían temporales no fuesen definitivas. Ella ha planteado un combate y lo ha ganado, no solamente en términos ideológicos, ha acertado en casi todo.
¿Qué responsabilidad cree que tienen los españoles en general en todo esto?
La ciudadanía tiene hoy un problema añadido respecto a los que tenía hace algunos años. Ante una situación de calamidad, ante una guerra o ante una crisis sanitaria había un problema, que era la falta de información. El problema con mayúsculas de hoy en día es la intoxicación, la desinformación, los bulos, la manipulación y el extraordinario daño que las redes sociales están produciendo a la conformación de la opinión pública.
Así que cuando teóricamente en el año 2021 tendríamos que pensar que la sociedad está más informada que nunca, probablemente tendríamos que plantearnos si no está más intoxicada que nunca. Y esto tampoco hace demasiado bien, ni a la democracia, ni a lo que es un régimen de opinión pública como el que vivimos.
¿Por qué considera que los militares y policías juegan un papel fundamental para frenar los rebrotes?
Todos somos conscientes de que tenemos un Gobierno que se mueve entre la izquierda y la extrema izquierda. La extrema izquierda, en este caso Podemos, nunca ha demostrado un gran aprecio por la labor de las fuerzas de seguridad del Estado, más bien al contrario, las ha denostado, menoscabado, insultado y ha intentado dejar a la altura del barro su trabajo.
Desde luego, la extrema izquierda ha demostrado ser tradicionalmente antimilitarista, y en España lo es. Las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil hoy en día no son las del pasado, el ejercicio, por así decirlo, de un poder blando o de una fuerza blanda que tiene unos efectos sobre la sociedad civil es un activo muy positivo y muy necesario, y en momentos de crisis más todavía sin ningún género de dudas.
Hemos visto cómo la tarea que se ha llevado a cabo, tanto por parte de las FFAA en momentos muy puntuales, no solo durante la pandemia sino, por ejemplo, en crisis como la de ‘Filomena’, que ha acaecido en España hace medio año, y cómo la labor que han llevado a cabo policías y guardias civiles ha sido fundamental para mitigar los efectos que ha tenido esta enfermedad entre la población.
¿Qué opina de los ataques al Rey y a la monarquía? ¿Cómo evalúa su actuación ante todo esto?
El Rey, en su momento Juan Carlos I y ahora Felipe VI, siempre ha estado en la diana de la extrema izquierda, siempre ha sido objetivo y blanco de actores, de partidos políticos minoritarios, radicales y antisistema. Hoy la novedad, lo sorprendente es que sea desde el propio Gobierno desde donde se ataca, se agrede y se menoscaba la figura del Rey y, desde luego, la institución de la Casa Real, incluso, desde donde se actúa contra la forma de Estado que tenemos, que es una monarquía parlamentaria. Desde dentro del Estado se está trabajando contra el Estado, y hay que preguntarse si hay razones o no.
Evidentemente es legítimo el debate entre monarquía y república, casi en cualquier contexto, circunstancia o país, pero un debate sano, sin trampas, sin violencia y en el que no se juegue por parte de la extrema izquierda con las cartas marcadas.
¿Cuáles son las diferencias, si es que existen, entre las consecuencias que ha provocado el Covid en España y las consecuencias que padecen el resto de países?
Aquí en España lo que hemos visto sobre todo es un movimiento de placas tectónicas que ha sido más perceptible al final de la crisis que en otros países. Ahora mismo estamos en un cambio de tendencia en el que el bloque que va desde el centro hasta la extrema izquierda está siendo relegado por el bloque que va desde el centro hasta las posiciones más duras de la derecha, y esto tiene que ver de una manera muy directa y concreta con las secuelas que ha dejado el Covid-19.
No podemos perder de vista que más allá de los muertos, los infectados y la crisis sanitaria, ahora estamos en una crisis económica y social, y esta depresión es más profunda en España que en los países de nuestro entorno. Esto se debe a la responsabilidad que ha habido al frente del país, cuando las cosas no se hacen bien hay unas consecuencias y la ciudadanía responde. Ese movimiento de placas tectónicas y ese giro de las posiciones predominantes de izquierda y derecha tiene que ver directamente con la gestión del Covid y no se percibe en otros países de la forma tan profunda, dada la crisis social y económica que vivimos, como se está produciendo en España.
¿Qué le diría a modo de incentivo a quienes estén interesados en leer el libro?
A un año y medio del inicio de la pandemia han sucedido tantas cosas tan graves y a tanta velocidad, que considero que este es el momento de detenerse, analizar, reflexionar y hacer un recuento pormenorizado, episodio a episodio, capítulo a capítulo, de lo que ha ocurrido en este país y de por qué este país va a cambiar.
Por lo tanto, lo que yo planteo en el libro no es solamente un recuento cronológico, sino una reflexión profunda sobre cómo viviremos, nos organizaremos y veremos a los políticos a partir de ahora, así como también qué ocurrirá con el fenómeno de la desinformación. El virus ha cambiado bastante más que la vida de esas familias que tristemente han tenido algún fallecido por esta enfermedad.